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16 mayo, 2013

Saskia Sassen: «Han desaparecido las tiendas de barrio, es un error» - La Razón digital

Saskia Sassen: «Han desaparecido las tiendas de barrio, es un error» - La Razón digital


16 de mayo de 2013. 01:17h
Belén V. Conquero.

Su voz despide entusiasmo. Está «muy contenta y agradecida» de ser la ganadora del Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2013. La socióloga Saskia Sassen es noruega, pero habla un perfecto español, con locuacidad argentina. Conocía su candidatura a estos prestigiosos premios, pero «me enteré por Twitter de que la votación estaba entre Paul Romer y yo». El jurado ha valorado su contribución «a la sociología urbana y al análisis de las dimensiones social, económica y política de la globalización».

–Su obra «La ciudad global» (Katz Editores) ha marcado un punto de partida en el estudio de la sociología urbana. ¿Qué considera que es una «ciudad global» hoy?

–Este concepto es un elemento parcial de una ciudad porque cualquier urbe grande tiene muchas ciudades: la de los ricos, la de los pobres, la de los negocios, la de la cultura... Pero para mí, la cuestión de la ciudad global es su similitud a Sillicon Valley pero para la economía mundial. Es un espacio de vanguardia donde se concentran todos los recursos especializados que necesitan las empresas para operar globalmente. Es un espacio de producción, no es sólo un espacio de poder. Para conseguirlo se necesita una mezcla extraordinaria de expertos y en sus procesos se hacen muchas innovaciones.

–¿Este espacio ha roto con las fronteras ?

–Sí, porque hay gente de todo el mundo, pobre y rica. Es un espacio que da cabida a toda la creatividad, esto es, el cosmopolitanismo que se construye a partir de toda la gente que vive ahí. Las fronteras de los viejos imperios han desaparecido, ahora están en nuestras grandes urbes.

–¿Cómo afectan estos movimientos a los ciudadanos?, ¿son ciudades sostenibles?

–Lo cierto es que hoy tienen muchos problemas con el medio ambiente y van a tener que convertirse ellas mismas en la solución, pero no es sólo el reciclaje. Debemos utilizar las capacidades de la biosfera y reemplazar los materiales sintéticos. Por ejemplo, usar una bacteria de las aguas orgánicas sucias que produce una molécula de plástico que es resistente pero biodegradable. Oslo es otro ejemplo, toda su energía la extraen de la basura e, incluso, importan residuos. La ciudad se vuelve en un punto estratégico para reemplazar y le permite generar una industria.

–¿Las ciudades de hoy crean más desigualdades sociales?

–Sí. Hace 20 años ya encontraba este tipo de tendencias. Vamos hacia una nueva economía que crea más desigualdad y yo era la única que lo decía. En los últimos 10 años se están manifestando, y eso que me criticaron en su momento.

–¿Estas desigualdades han creado ciudades de primera y de segunda?

–Creo que sí. En los últimos años se ha recuperado la centralidad; a través de la arquitectura de lujo, se han recuperado los espacios de marginalidad. Eso ha empobrecido muchas zonas porque se han perdido los pequeños negocios de barrio y son clave. Es lo que le ha pasado a España o a Italia, que son grandes economías reales gracias a sus negocios de alta calidad. Pero esta crisis económica que atravesamos, que la ha construido el mundo de las finanzas, la está destruyendo. No se puede culpar a una cultura entera y la austeridad es un error.

–Como explicaba Dickens en sus libros, ¿la destrucción de la clase media surgida en las urbes podría terminar en una nueva lucha de clases?

–Sí y hace falta. La nueva generación se ha dado cuenta del problema. Entiende que el Estado le ha fallado.

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