Será inevitable hablar de usted,
maestro. En estos próximos días seguramente muchos recordaremos que sus clases
y conversaciones eran algo parecido a un reto. Uno tenía que estar muy atento
porque, tantos datos, nombres, fechas, teorías, al menos para mí, siempre
resultaban avasalladores. Imposible seguirle el ritmo a tanta información.
Quizá usted ya no recordaba que nos
conocimos en el café “Asia”, en el Centro Histórico de la ciudad, entonces presentaba
su libro, eso fue mucho antes de que fuera yo su alumna en la Facultad de
Ciencias Humanas. Afortunadamente tuve algo
de su tiempo y atención desde el año pasado, cuando comenzamos a intercambiar
ideas acerca de un sueño que teníamos ambos, la reorganización del Colegio de
Sociólogos.
Maestro, quiero decirle que este
sueño, a veces se convierte en pesadilla, usted me lo advirtió, no es fácil.
Usted sabía que somos complicados, que muchos damos virajes extraños, me habló
del pesimismo, de la poca capacidad que tenemos para reconocer el trabajo de
otro y de tantas cosas que nos distinguen. También me hizo gracia algo que
expresó ─porque es real─ los sociólogos nos reunimos para transformar la
realidad desde “luengas tazas de café”. Sí, así somos.
“When you want, i want” me dijo, cuando lo invité a incorporarse a
las tareas del Colegio, entonces asistió a la junta de planeación que hicimos,
acompañado de su esposa, también socióloga. Nos faltó esa entrevista que le
pedí, para que nos contara ampliamente sobre la experiencia que tuvo cuando
presidió el Colegio. Esa terrible enfermedad le impidió acudir a nuestra
tercera cita en cierto café del Centro Cívico.
Maestro, sepa que sí comprendí el
sentido de sus mensajes, sí entendí de qué me hablaba cuando se refería a los
problemas de nuestro gremio. Sí comprendí que no todos salimos con suelo parejo
a hacer sociología, sí estoy consciente de nuestros trabucos, como usted decía,
sí creo que ocupamos disciplina y humildad. También reconozco, como usted lo
hizo, que en Baja California hay muy buenos elementos y como me aconsejó, es
con ellos que tenemos que construir esta organización.
Bonito recuerdo y homenaje. Gracias Flor.
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