Reflexión del la lectura Revolución y fundación del Estado Nacional del libro Los Estados Unidos de América de Willi Paul.
Por Flor Elena Mora Corrales
Cuando se lee acerca de los hechos más relevantes ocurridos en los territorios que ocuparon emigrantes europeos iniciado el siglo XVII y que ahora forman parte de la potencia mundial que es Estados Unidos de América, es casi imposible hacer una reflexión acerca de si fue o no la revolución de independencia una verdadera revolución, tal y como la plantea Willi Paul Adams, autor del texto estudiado. Pero coincidiendo con él, creo que no es tan interesante detenerse a pensar si lo fue o no, cuando se compara las condiciones sociales, políticas, culturales y económicas previas al mencionado acontecimiento con las de otros pueblos que hicieron también una revolución. Este análisis comparativo será útil para tener mayor claridad de los cambios que le sucedieron a la independencia de las trece colonias.
Los europeos en posesión de tierras norteamericanas procedían de diversos países, tenían religión, cultura, lengua y problemáticas distintas entre sí. El lazo mas fuerte entre ellos era tal vez sus deseos de prosperar económicamente y de ejercer libremente algún culto religioso. Cuando la corona inglesa puso mayor peso en las imposiciones fiscales, la posibilidad que se frustrara su principal fin, el del progreso económico, fungió como el motor de aquella movilización independentista que acabó accidentadamente en una revolución, pues sin quererlo se instauraron valores e ideologías que más pronto que tarde vinieron a cambiar el sistema de gobierno y fueron modelos políticos de la nueva institucionalización de la soberanía popular.
Una vez que fue declarada la independencia y aceptada incluso por la corona inglesa pocos años después, las condiciones de los Estados Unidos de América fueron delicadas. Sobrevino una depresión que duró alrededor de los cuatro años. Si bien es cierto que la prosperidad que sucedió a la crisis no fue gracias al desarrollo industrial que llegó tarde a Norteamérica, sino por la posición privilegiada que obtuvo como mercader aprovechando que parte de Europa se batía en guerras, a partir de allí y del pacto político alcanzado cuando se confeccionó la Constitución de los Estados Unidos de América, comenzó a visualizarse el gran imperio que sería nuestra vecina nación.
La compra de Luisiana da cuenta de ello y los muchos discursos pronunciados por diferentes personajes de la vida política estadounidense son otra muestra clara de la vocación imperialista. Después de todo, si los vecinos del norte fueron capaces de hacer a un lado sus abismales diferencias, de olvidar sus intereses regionales para poner por encima un interés nacional común, era de esperarse que siguieran por el camino de los que se imponen y no de los sometidos.
Hola
ResponderBorrarQue interesante espacio, ya te voy agregando a mi lista de blogs.
Use el Ipaper La promesa, justo lo que me han pedido en la Universidad.
Saludos desde Buenos Aires!
Órale que bien! justo para eso están, para servir a los estudiantes Un saludo mexicano
ResponderBorrarBUENA REFLEXION DEL LIBRO, agregame para poder intercambiar puntos de vista mi correo es sotuyo11@hotmail.com
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